En España, KFC se enfrentaba a un reto importante, ya que era percibida como una marca irrelevante, con unas ventas en declive y una conciencia de marca decreciente.
A pesar de su historia y su presencia mundial, estaba muy por detrás de competidores como Burger King y McDonald’s en el competitivo sector de los restaurantes de servicio rápido (QSR).